Análisis de Vengeful Guardian: Moonrider (PS5). El hack and slash retro sigue siendo terriblemente divertido

Vengeful Guardian: Moonrider es un hack and slash de estética retro para todos tipo de jugadores.

Vengeful Guardian: Moonrider

Este 12 de enero llega a Nintendo Switch, PlayStation 5, PlayStation 4, PC y Amazon Luna Vengeful Guardian: Moonrider. Lo nuevo del estudio brasileño JoyMasher tras otros éxitos de estilo retro como Oniken o Blazing Chrome nos devuelve a las época de los 16 bits en una experiencia hack and slash que  invita a superarse en cada uno de los variados niveles que plantea. Te contamos todo lo que necesitas saber de Vengeful Guardian: Moonrider en este análisis.

La premisa narrativa de Vengeful Guardian: Moonrider funciona sin encandilar

De la mano de una de las distribuidoras independientes con mejor ojo para elegir sus productos como es The Arcade Crew, nos llega Vengeful Guardian: Moonrider un hack and slash con estética pixel art que nos transporta de vuelta a finales de los 80 y principios de los 90. 

En esta experiencia sencilla, pero no por ello menos divertida, la humanidad encuentra un héroe inesperado. Tras construir un ejército de supersoldados como armas de guerra, el estado autoritario que subyuga al pueblo ha creado a quién acabará siendo su peor enemigo y defensor de los justos: el guerrero ninja conocido como Moonrider. Concebido como una herramienta para preservar el estado totalitario, Moonrider rechaza su propósito inicial para vengarse de sus creadores y de los demás supersoldados que someten al pueblo.

Esta historia es tan solo un pretexto para recorrer las nueve fases distintas de las que se compone el título. Sin embargo, consigue dinamizar bastante las 3 o 4 horas que puedes tardar en finalizar el juego yendo con mucha calma; más si tenemos en cuenta que las siete primeras de ellas se pueden jugar en el orden que deseemos, por lo que una premisa tan sencilla acaba funcionando exactamente igual de bien independientemente de qué aspectos de su relato conozcamos primero.

Vengeful Guardian: Moonrider

Vengeful Guardian: Moonrider invita a superarse

Esta libertad de dejar al jugador elegir qué orden llevar es algo que no se aprecia tanto en la primera pasada a este Vengeful Guardian: Moonrider. Sin embargo, juega un papel fundamental en las siguiente rejugadas, ya que el título ofrece una serie de mejoras en forma de habilidades especiales y de chips equipables que, en función del orden en el que los vayamos encontrando, pueden acabar siendo determinantes para lograr una mejor puntuación o un menor tiempo en cada una de sus pantallas.

Tal y como comentan desde el propio estudio, Vengeful Guardian: Moonrider es un juego sencillo de terminar. Los más habilidosos no se van a encontrar con ningún problema y algunas de las capacidades que ofrecen los chips de mejora como recuperar vida con el tiempo, equipar una mejor armadura o aumentar nuestros puntos de PM con cada enemigo muerto, simplifican mucho un título en el que se nota que en JoyMasher han aprendido de sus errores del pasado en juegos como Oniken que podían rozar un nivel de exigencia poco atrayente para muchos jugadores.

Sin embargo, lo que Vengeful Guardian: Moonrider propone a los jugadores es mejorar su ranking al final de cada partida en busca de la ansiada S o retar a los creadores de contenido a hacer el speedrun perfecto. Para ello se basa en unas mecánicas muy sencillas: saltar, agacharnos, ataque simple, ataque aéreo y ataque especial. Eso es todo lo que podemos hacer con este Moonrider, con el agregado de que, todas estas acciones se pueden combinar con el uso de R2 que agrega un plus de velocidad a su desplazamiento, algo que nos permite hacer más daño o saltar a más distancia.

Vengeful Guardian: Moonrider

Los jefes finales de Vengeful Guardian: Moonrider podrían haber sido mejores 

Con todo esto Vengeful Guardian: Moonrider consigue montar una experiencia  algo corta en cuanto a su duración, pero muy disfrutable. Destaca la variedad de enemigos que encontramos por el camino, especialmente en lo que se refiere a los jefes intermedios de cada nivel, los cuales poseen un diseño único y proponen ciertas mecánicas distintas en cada enfrentamiento. Lamentablemente este buen nivel en líneas generales se ve un poco afeado por los jefes finales.

Esto sucede porque todos son muy parecidos en su diseño y creo que, incluso, demasiado débiles, siendo fácilmente sometibles sin necesidad de adquirir un conocimiento del patrón o de un segundo intento. Elementos, desde mi punto vista, fundamentales en este tipo de experiencias. Cierto es que, como he mencionado anteriormente, se agradece que JoyMasher haya rebajado la dificultad en comparación con anteriores juegos, pero creo que se han pasado de frenada con los jefes finales de Vengeful Guardian: Moonrider.

El diseño de cada uno de los niveles de Vengeful Guardian: Moonrider es otro de sus puntos fuertes. Cada uno de los escenarios tiene su aspecto y estética característicos y cuenta con un par de inclusiones en forma de mecánicas propias, como secciones en motocicleta o partes con enormes rayos láser al más puro estilo Mega Man que los dotan de personalidad y los hacen muy disfrutables.

Vengeful Guardian: Moonrider

Los chips de mejora son fundamentales en Vengeful Guardian: Moonrider

Estos escenarios cuentan con el añadido de que en algunas de sus secciones esconden partes secretas u ocultas en las que se encuentran los chips modificadores a los que tanto partido se le puede sacar. Por lo que, en caso de no hacernos con todos los que hay en cada uno de los niveles, revisitarlos es tarea prácticamente obligada para aquellos que quieren lograr el 100% del juego. No obstante, hubiera agradecido algo más en esta faceta, ya que fuera de lo que acabo de comentar, no existen demasiados pretextos para explorar o pararse a escudriñar unos escenarios que, por su diseño podrían haber dado algo más.

Las distintas habilidades que vamos adquiriendo al acabar con cada uno de los jefes finales abren un abanico enorme. Más si tenemos en cuenta que podremos equipar hasta dos chips distintos modificadores, lo que establece una enorme capacidad para el jugador de crear un build única y estilo de juego que mejor se adapte a cada estilo. Además, las siete habilidades presentes en Vengeful Guardian: Moonrider están disponibles en todo momento desde un menú radial, por lo que se pueden probar multitud de soluciones distintas a los problemas que los enemigos y el entorno nos van planteando.

El estilo pixel art de Vengeful Guardian: Moonrider es un golpe de nostalgia para aquellos que conocimos la época de SNES. y Mega Drive. Además, cuenta con un filtro CRT para los más puristas. Con textos completamente en castellano y sin voces, cabe destacar la genial banda sonora con la cuenta el juego y que ameniza sobradamente cada segundo de nuestro partida.

Vengeful Guardian: Moonrider

Veredicto

En definitiva, Vengeful Guardian: Moonrider es un título perfecto para los amantes del hack and slash y los 16 bits. Además, su dificultad es mucho más asequible que la de otros juegos que emulan el estilo retro, por lo que puede ser una buena puerta de entrada para jugadores que no conocieran aquella época. Sin embargo, puede que los más exigentes echen en falta un punto más en el desafío. Su duración no es muy prolongada, pudiendo liquidarse en un par de horas si se va ‘a saco’, algo que compensa con su sistema de puntuación, chips y habilidades que invita a volver a sus variados escenarios para superarnos en una nueva pasada.

Duración de Vengeful Guardian: Moonrider

3 horas
7.0

Jugabilidad

8.0/10

Gráficos

8.0/10

Sonido

8.0/10

Innovación

7.0/10

Narrativa

6.0/10

Diversión

8.0/10

Duración

6.0/10

Aspectos Positivos

  • El sistema de combate ágil y entretenido, a pesar de su sencillez.
  • Asequible para todo tipo de jugadores.
  • El sistema de chips y habilidades te perminte crear tu propio estilo de lucha.
  • Los escenarios, variados y accesibles en el orden que queramos.

Aspectos Negativos

  • Se hace corto si no buscas mejorar tu puntuación.
  • Los jefes finales podrían haber dado algo más de sí.

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