Impresiones de Dungeon Defenders: Awakened

Impresiones de Dungeon Defenders: Awakened

Impresiones de Dungeon Defenders: Awakened

Los tower defense han tenido muchas variantes a lo largo de la historia de los videojuegos. Su primer exponente fue un juego llamado Rampart, lanzado allá en el año 1990, donde el objetivo principal era levantar y mantener las defensas para evitar que derrumbaran el castillo. Como veis, el género ha cambiado mínimamente en su concepción más pura desde que salió al mercado Rampart; pero hay ocasiones en las que el género da un pasito adelante y aparecen cosas como Dungeon Defenders: Awakened.

Presentación de los héroes

Dungeon Defenders es una carta de amor para los más fanáticos de los tower defense, solo hay que ver el recibimiento que tuvo la última entrega en Kickstarter, superando por mucho la meta que tenían planeada desde el principio. Tras el medio tropiezo que tuvo Dungeon Defenders II, que fue una juego free-to-play centrada en los micropagos como medio de financiación, Chromatic Games prometió en su campaña de Kickstarter una experiencia más cercana a la de la primera entrega que tanto enamoró a propios y a extraños del género.

Y voy a evitar comparaciones, pues, aunque Dungeon Defenders: Awakened sea muy reminiscente con la primera entrega, es un early access y está sujeto a cambios.

¡Qué empiece la batalla!

El juego nos recibe con una cinemática que nos expone un contexto: un objetivo por el que debemos luchar. Un argumento que dota de personalidad al plantel de personajes, enemigos y escenarios que iremos descubriendo a lo largo del juego. Con esta primera toma de contacto de lo más simpática, el juego nos muestra de forma más detallada a los héroes que protagonizan nuestra aventura, categorizados por distintas clases -tanque, soporte y arquero-.

Estas clases son diferentes, no solo a nivel visual, si no que también se diferencian en los ataques, que a su vez dependen del arma que porta el personaje y en los recursos de defensa que tiene cada uno. Pero las diferencias solo se quedan ahí, no se aprovecha la clara disparidad antropomórfica entre ellos para mejorar una u otra característica de base. Por ejemplo, que el personaje más fornido golpee más fuerte pero se mueva más lento; esto le daría un enfoque más estratégico a la hora de plantear una partida en cooperativo.

Hay diferentes clases para elegir

Una vez elegido el personaje -que puedes cambiar en cualquier momento desde el menú de pausa-, el juego te traslada a la taberna, que hace la función de lobby. Una especie de zona de descanso donde puedes charlar con tus compañeros de viaje; mejorar a tu avatar y vender los objetos que te sobren, y con el dinero poder mejorar las armas y armaduras que sean de tu agrado.

Su musicalización es brillante, evoca emociones de forma muy directa

Pero todo lo anterior mencionado lo haremos desde los menús del juego, aun habiendo personajes no jugables en la taberna, que están de mera decoración en vez de darles un propósito mayor como el de comerciante o mago para mejorar al avatar. Esto hace que la taberna se sienta como una pantalla de selección en vez de un lugar que vive y respira su propio ambiente.

¡A tomar un descanso y una cerveza!

Desde el primer momento que comenzamos a jugar, vemos que no es un tower defense al uso. En Dungeon Defenders: Awakened no eres solo la cabeza pensante que organiza la defensa y ya está. No. Aquí toca pringar. Tienes que armarte con el mejor equipamiento que has ido recogiendo a lo largo de la aventura y luchar en primera línea. Una vez comenzamos una partida, ya sea en solitario o acompañado, tendremos una primera fase donde deberemos construir y organizar la defensa para evitar que los enemigos destruyan el núcleo.

Como he dicho antes, cada personaje tiene sus propios recursos de defensa y no todos tienen una función similar, por lo que jugar en solitario es todo un desafío, ya que hay que tener muchos factores en cuenta y tener los cinco sentidos en alerta en todo momento. Cada elemento de defensa que coloques consume gemas, que es la moneda de la que se hace uso en la partida, y tienes un límite de objetos, así que tienes que darle al coco para optimizar todos los recursos y que sea lo más efectivo posible. Y junto al toque ARPG que tiene el juego hace que sea una experiencia más completa y satisfactoria.

Con gente es mucho más divertido

Si bien el título se puede jugar tanto en solitario como en cooperativo, es mucho más disfrutable del segundo modo. Con colegas es todo mejor, sí, y en lo personal me hace recordar a las partidas nocturnas que hecho con los amigos en Risk of Rain 2, donde en cierto punto de la partida tienes el agua hasta el cuello y es todo un desafío pasar de fase.

En lo artístico cumple más que de sobra. Su apartado gráfico y sonoro te transportan a ese mundo de fantasía medieval simpática que plantean desde la cinemática inicial. Su musicalización es brillante, evoca emociones de forma muy directa: desde la canción más relajante, cálida y amistosa que suena en la taberna, hasta la más de las hostiles cuando estás enfrentándote a hordas de diablillos y gigantes; todo este apartado, tanto el gráfico como el sonoro, se transforma en emociones que hacen a este juego único en su género.

Estilo visual de lo más simpático

Es un early access y le quedan muchas cosas por pulir: una mejor conexión con los servidores; tiempos de carga más rápidos y una mejor compatibilidad con el mando de Xbox. Esos son problemas que me he encontrado yo personalmente, pero me sorprende lo bien que funciona en ordenadores más modestos cuando hay una gran carga de enemigos en el escenario, donde fácilmente se pueden reunir 200 modelados en un escenario.

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