Impresiones de Elva the Eco Dragon. Antes de comenzar con el análisis de Elva the Eco Dragon, que se encuentra en early access, os voy a contar una anécdota. Cuando era un niño hubo dos juegos que me marcaron a fuego: Captain Planet and the Planeteers, de NES; y Awesome Possum, de Sega Genesis. A no confundirse: los recuerdo de muy mala manera, porque los dos son pésimos. Eso sí, ambos títulos tienen algo en común y es que su trama se centra en el reciclaje, la recolección de basura y en lograr que los más jóvenes tomen conciencia acerca del cuidado del medio ambiente.
Ahora bien, ¿por qué les hablo de esto? Pues porque Elva the Eco Dragon comparte con ellos todo eso que les acabo de comentar, incluyendo la marca de fuego: creo que nunca me voy a olvidar de este título. Me dan escalofríos de tan sólo recordarlo.

Titan Deep Space Company son los responsables de traernos este título, quienes según su web se fundó en el año 2078 y es principalmente una empresa que se dedica a la minería en la Luna, Marte y Venus; aunque también tienen actividades en varias lunas y satélites de Júpiter y Saturno. Les juro que no estoy inventando nada de esto, esta es la web de Titan Deep Space Company. Según su perfil de Steam ya tienen varios títulos publicados, todos ellos apuntando a un público joven, de no más de 10 años. Elva the Eco Dragon no es la excepción, con gráficos caricaturescos y personajes agradables para infantes.

El género al que pertenece Elva the Eco Dragon es un tanto difícil de definir. ¿Es un videojuego de plataformas? ¿De puzles? ¿O acaso es de plataformas? Creo que hasta es difícil catalogarlo como un videojuego, así que mejor dejemos la discusión para otro momento. Mientras que en sus anteriores títulos los desarrolladores se centraron principalmente en acción y disparos, en este caso fueron por el camino diametralmente opuesto: nada de armas ni enemigos, únicamente estarán presentes nuestra dragona y muchas bolsas de basura para recolectar.

Reciclar para sobrevivir
El objetivo del juego es sencillo: recolectar la basura que hay tirada por todo el mapa (y que por alguna razón caen de globos aerostáticos) y llevarla a unos centros de reciclado marcados en el mapa y en el radar con un ícono de reciclaje, naturalmente. En estos centros habrá tres cubos para depositar nuestros desechos, los cuales serán para desperdicios secos, orgánicos e inorgánicos respectivamente. De esto me di cuenta a la fuerza ya que el juego no nos explica absolutamente nada, simplemente hay un ícono arriba de cada cubo de basura pero con la resolución espantosa del juego son prácticamente indistinguibles el uno del otro.
Asimismo, podemos juntar barriles de plástico que supuestamente tienen desechos dentro, y barriles tóxicos marcados de manera especial en el radar y que son fundamentales para terminar las misiones (Y para que deje de zumbar una alarma insoportable que drenó la poca sanidad que me quedaba después de 10 minutos de juego). Todos estos objetivos nos los irá marcando un gatito en la parte inferior izquierda de la pantalla, que dicho sea de paso es insufrible. No se calla en ningún momento, y cuando completamos alguno de sus pedidos nos hará el famoso paso de Fortnite, ese que en realidad es de Katy Perry.
Elva the Eco Dragon está claramente dirigido a un público de no más de 6 años de edad
Además de esto, habrá algunas misiones donde nuestro objetivo será deshacernos de un virus. Son exactamente iguales a las misiones de basura: de unos globos aerostáticos caerán los virus y únicamente tendremos que tocarlos para que desaparezcan y así salvamos a la humanidad de la próxima pandemia. ¡Iuju! También, por el motivo que sea, estos virus tienen la forma del COVID-19, pero son rojos en lugar de verdes. Los muchachos de Titan Deep Space Company se unen a todas las modas posibles al parecer.

En cuanto a la jugabilidad, sólo una palabra puede describirla: injugable. Con el teclado y ratón se me hizo literalmente imposible, ya que el botón de salto no responde por más que le asigne una tecla distinta a la que viene por defecto. Además, la barra de sensibilidad del mouse no funciona, así que por más que esté lo más baja posible, al más mínimo roce la cámara se disparará por todos lados y será imposible de centrar.
También tiene un bug que al principio me pareció hilarante pero con el tiempo despertó una ira incontrolable en mi ser: cuando presionamos el botón de salto, Elva seguirá saltando continuamente, y no hay forma de lograr que vuelva a estar en el suelo para poder caminar. Únicamente al presionar el botón R3 de mi mando pude devolverla a la normalidad. Ah sí, olvidé mencionarlo: en nuestro gamepad únicamente usaremos los mandos analógicos. Con el izquierdo nos moveremos, mientras que con el derecho controlamos la cámara y al presionarlo saltamos, y presionándolo una vez más haremos que Elva vuele.
Y aunque no lo crean, algo tan sencillo como recoger una bolsa de basura y llevarla al centro de reciclado es un calvario. La cámara tiene vida propia y hace lo que quiere, controlar a nuestra dragona es casi tan tedioso como trepar un coloso en Shadow of the Colossus, y el bug de los saltos continuos cada tanto sucede incluso utilizando el gamepad. También ocurre que al volar nos quedaremos atascados tanto en los obstáculos del mapa como fuera de éste, siendo nuestra única salida reiniciar la misión.

Todo es más bonito en Unity. Exceptuando este caso
Preferiría no hablar de la parte gráfica y sonora, pero mi editor dice que si no lo hago no me pagará la sesión de terapia que necesito luego de haber jugado este título durante una hora sin descansos. Los gráficos, como ven en las imágenes, son los típicos modelos gratis que encontramos en sitios como SketchFab o Pinterest. Sé que un videojuego no es para nada fácil de hacer, el problema es cuando los desarrolladores quieren cobrar dinero por algo que claramente no lo vale y no está ni siquiera cerca de un estado Alpha.
La música también es de esas que solemos encontrar en las librerías gratuitas de sonido, y si navegan por YouTube o TikTok frecuentemente, seguramente encuentren alguna de las típicas melodías que usan los Influencers en sus videos dentro de Elva the Eco Dragon. Lo mismo sucede con los efectos de sonido, pero aquí el problema es mucho mayor: están pésimamente mezclados y se escuchan excesivamente fuerte con respecto a la música, por lo cual nos dejarán la cabeza zumbando durante un buen rato después de haber terminado de jugar.
Encima, como les comenté antes, el gatito que nos da indicaciones no se calla en ningún momento y está constantemente gritando y llorando; sumado a la alarma de desechos tóxicos que se escucha muy fuerte, hacen que la experiencia no sea del todo placentera. Por no decir que en más de una ocasión mi pobre DualShock 3 voló hasta el otro extremo de mi habitación.
Por último, las traducciones al español. Si bien este título posee una opción para textos en español, éstos son paupérrimos. Horrores de ortografía, pésima gramática, e incluso a veces el juego se confunde y nos mostrará varias frases en inglés. O peor aún: la primera mitad de un texto en español, y la segunda mitad en inglés. Titan Deep Space Company, es mejor que se dediquen a la minería en las lunas de Saturno. Y de paso, llévense allí a este título, bien alejado de los terrícolas.

Elva the Eco Dragon está claramente apuntado a un público de no más de 6 años de edad, pero a mi parecer sería muy cruel y hasta traumático darle este juego a un infante. No posee un género definido, únicamente tendremos que juntar objetos y esperar a que al juego se le ocurra que ya es momento de ir a otro nivel. La jugabilidad es nula, los gráficos y animaciones inexistentes, y los sonidos nos sacan de nuestros cabales. Aunque no lo crean, este juego no es un proyecto estudiantil: se puede comprar en Steam. La gran pregunta es: ¿quién sería capaz?