Os contamos qué nos ha parecido Diablo Immortal, la nueva entrega de la mítica saga que visita por vez primera dispositivos móviles además del PC.
Voy a reconocerlo. Yo era uno de esos que arqueó la ceja cuando vio la presentación de Diablo Immortal en aquella Blizzcon de 2018. No soy un jugador habitual en móvil y ver cómo la siguiente iteración de una de mis franquicias preferidas se iba a ‘pervertir’ para sucumbir a ciertas modas me llenó de intranquilidad.
Es verdad que no ayudó a mejorar la situación las declaraciones de la compañía, que no acababan de convencernos de que íbamos a estar frente a una entrega como Baal manda de la saga y no delante de un título que iba a aprovecharse de la nostalgia para sacarnos los cuartos.

Cierto es que Blizzard Entertainment tiene ya en la recámara la esperadísima cuarta entrega de la saga, pero tras una sucesión de retrasos y, sobre todo, a la mala situación de la compañía que ha acabado llevándola a ser comprada por Microsoft, parecía que nuestras aventuras en las tierras de Santuario empezaban a tomar un cariz más tenebroso de lo que solemos acostumbrar.
Pero he aquí que, de manera sorprendente y agradable, se ha revertido la situación y desde hace unos días podemos contar en dispositivos móviles y PC de Diablo Immortal que ya te adelanto que, pese a presentar ciertas diferencias, se puede considerar un digno miembro de la saga.
Una trama interesante pensada para hilar cabos sueltos
Aunque los juegos de la franquicia Diablo cuentan con un trasfondo bastante profundo, de esos que hay que desentrañar poco a poco, la trama principal suele ser homogénea entre las distintas iteraciones: evitar el regreso de Diablo, el señor del Terror. En este caso, la historia de Diablo Immortal nos lleva a buscar los trozos de la Piedra del Mundo, los cuales están imbuidos de una fuerza poderosa procedente del mismísimo Baal.

Las huestes de Diablo vagan por todo Santuario liderados por el malvado Skarn en busca de estos fragmentos con la esperanza de obtener el poder necesario para hacer regresar a su amo y manejar como títeres a los seres humanos, una vez que su otrora protector, el arcángel Tyrael, es dado por muerto quedando la humanidad sufriendo las consecuencias de la destrucción de la Piedra del Mundo.
Un aspecto que seguro interesará a los seguidores de la saga es que la trama de este Diablo Immortal sucede entre la segunda y la tercera parte, más concretamente en el año 1270 pese a que todo lo que sucede en este juego sigue teniendo su origen en aquel lejano conflicto inicial y que, estrictamente, no se nos cuenta nada que avance más la historia general más allá de los hechos sucedidos en Diablo III.
Eso sí, quizá como guiño para los nostálgicos, recorreremos mazmorras reimaginadas de entregas anteriores de la saga y ahondaremos en eventos clave, como el Fin de la Destrucción y descubriremos, por ejemplo, qué ha pasado con personajes que desaparecieron al final de ese Diablo II.

Un auténtico Diablo a las manos … y a los mandos
Como supongo sabréis los seguidores de la saga Diablo, donde brillan sus diferentes entregas es en la jugabilidad, suponiendo las anteriores iteraciones uno de los RPGs de accción occidentales más accesibles. Con la ayuda del teclado y ratón o pocos botones del mando éramos capaces de causar auténticos estragos en las hordas demoníacas. La duda era, por tanto, si Blizzard iba a ser capaz de trasladar un esquema tan efectivo a las pantallas táctiles de los móviles.
En este aspecto, he de decir que he quedado gratamente sorprendido con el manejo de Diablo Immortal en móvil, ya que en ningún momento he notado que el cambio de formato afectaba a mis capacidades como jugador. Sí que he decir que el hecho de controlar a nuestro protagonista con el pulgar hace que perdamos parte de visibilidad, pero también ganamos eficacia a la hora de intercambiar entre las distintas habilidades las cuales, como ya viene acostumbrando la saga, vamos adquiriendo según progresamos de nivel y que podemos escoger como nos venga en gana.

Dicho lo cual, no temáis si este no es vuestro método de control ideal, porque Diablo Immortal soporta el uso de mando, Bluetooth en el caso de los móviles y PC, añadiéndose la opción de conexión por USB en el caso de los ordenadores. He de decir que en este último caso hemos notado algún problema a la hora de sincronizar el mando, pero en descargo de Blizzard, esta versión se encuentra aún en beta abierta quizá a consecuencia de haber sido planteada a última hora.
En cuanto al control del personaje en sí, he de decir que he echado en falta la posibilidad de hacer la voltereta para avanzar más rápido que sí estaba presente en Diablo III, suponiendo en cuanto a habilidades un regreso a lo que teníamos en Diablo II. No es nada que vaya a suponer una diferencia abismal y pasadas unas cuantas horas de juego pasa inadvertido.
Forja tu propia leyenda
Como es habitual, Diablo Immortal deja que seamos nosotros quienes decidamos qué personaje encarnar. Se nos da a elegir entre Bárbaro, Cruzado, Cazador de Demonios, Monje, Nigromante o Mago. En este caso la decisión, más que en cuanto a parámetros usuales como vida o resistencia, se ha de tomar en función de las capacidades ofensivas del personaje, teniendo algunos más enfocados al cuerpo a cuerpo como el Bárbaro o el Cruzado y otros que prefieren estar más a la retaguardia lanzando hechizos o controlando esqueletos como el Mago y el Nigromante.

En mi experiencia particular, he vuelto a disfrutar mucho con el Nigromante, que me ha permitido contar con un ejército de esqueletos que me han protegido de los rivales mientras yo preparaba mis poderosos hechizos. Eso sí, tan importante como el personaje es el equipamiento que le asignamos y en este caso he de decir que Diablo Immortal logra simplificar dos acciones que a mí me suelen llevar por la calle de la amargura: la selección del mejor equipo y el reciclaje de lo sobrante.
Respecto al primer aspecto, se nos muestra de manera muy intuitiva qué piezas del inventario son mejores que las que ya tenemos equipadas y, llegado a un punto de la aventura, también se nos indicará dónde colocar las gemas y cómo sacarles el mejor rendimiento, siendo estas las causantes del incremento de nuestras estadísticas generales. En cuanto al reciclaje, basta ir con el herrero y podremos quitarnos de un plumazo todo el material sobrante a cambio de piezas de chatarra, además de poder mejorar algunas partes de nuestra armadura.

Ojo, esto no quiere decir que no contemos con las mismas posibilidades que en otras entregas de la saga: los cambios de los que hablo son más a nivel de interfaz y están claramente pensados para que aquellos que se aproximen a la saga por primera vez no se vean sobrepasados a la primera de cambio.
Una experiencia no tan lineal como parece
De hecho, y aunque no es en sí una novedad en la franquicia, Diablo Immortal tiene un empeño especial en que el jugador no se pierda y tenga claro en todo momento cuál es el siguiente paso que dar. Esto convierte indefectiblemente a la propuesta en un título muy lineal pero, por supuesto, con tantas ramificaciones como el usuario quiera y que en bastantes casos serán necesarias si queremos progresar a buen ritmo por la trama principal.
Superar las primeras partes de la campaña no va a exigir del jugador tener a su personaje a un nivel concreto, pero a partir de la mitad de la aventura tendremos ciertas restricciones para entrar en determinadas mazmorras o activar eventos que hagan avanzar la trama. Es en este punto donde cobran especial relevancia dos de los elementos del juego a los que más he vuelto recurrentemente: las fallas y los encargos.

Las primeras son una suerte de pequeñas mazmorras, de nivel de dificultad creciente, y donde iremos encontrando poderosos rivales que nos harán ganar equipamiento bastante interesante. Un aspecto curioso de ellas es que podemos usar unos blasones que aplicarán ciertos efectos a la falla que sí, nos harán ganar equipo mejor pero que nos harán sudar de lo lindo. Respecto a los encargos, son pequeñas misiones que nos recompensarán con oro, equipamiento y puntos de experiencia.
Ambos, junto con el progreso normal de la aventura, contribuyen a la consecución de las diferentes tareas del Pase de Batalla o rellenar ciertos elementos del Códice. En este aspecto no temáis, aunque hay implementados claros mecanismos de monetización para acelerar el progreso, no es en absoluto necesario para pasaros la historia de este Diablo Immortal. Tampoco es necesario acudir al mercado ni comprar Orbes Elementales, salvo que estéis interesados en maximizar a vuestro personaje de manera rápida.

Superar la trama principal de Diablo Immortal puede llevaros unas 15 horas, pero al acabar hay mucho más, empezando por un Infercario en el que se nos irán proponiendo nuevos y poderosos enemigos finales cada mes por no hablar de todo el contenido que va renovándose de manera frecuente como son los encargos, las búsquedas o las fallas. Hay contenido para rato y, por suerte, podemos disfrutarlo en compañía gracias a la posibilidad del juego cruzado y, afortunadamente, con progreso compartido dentro de la misma cuenta de Battle.net.
Una auténtica experiencia Diablo en la palma de tu mano
Parte del escepticismo que teníamos respecto a este Diablo Immortal venía de cara a cómo podría trasladar el equipo de Diablo Blizzard toda la experiencia de la saga a pantallas de pocas pulgadas. En este caso, no puedo más que aplaudir el enorme trabajo del estudio porque realmente tienes la sensación de estar ante un Diablo III portátil. Es cierto que este título tiene unos años, pero si tenemos en cuenta que este juego corre en móviles que llevan en el mercado más de tres años, me parece una adaptación encomiable.

Los personajes cuentan con un aceptable nivel de detalle que, por supuesto, se aprecia mejor si disfrutamos de la versión en PC y, como es marca de la casa, brillan sobre todo los jefes finales que encontramos de manera bastante frecuente por las tierras de Santuario. Los escenarios en sí, pese a variados, me han parecido menos inspirados y me han recordado en demasía a anteriores entregas de la franquicia.
Respecto al apartado musical, me parece que Diablo Immortal cuenta con una serie de composiciones enérgicas y épicas que acompañan perfectamente a la acción. El juego cuenta de momento con doblaje solo al inglés, aunque está completamente traducido al castellano, lo que viene muy bien en las ciertamente bellas escenas cinemáticas que van salpicando de vez en cuando la historia.

Llegados a este punto, es necesario comentar que no se puede analizar este título en su completitud porque hay aspectos, como el Infercario, que aún están en pañales y, sobre todo, hay que considerar que la versión de PC todavía está en beta. De hecho, creo que Blizzard tendría que trabajar bastante en la adaptación a ordenadores ya que hay aspectos como los menús o la propia interfaz de usuario que requieren de bastante trabajo.
Respecto a la versión de móvil, Diablo Immortal presenta quizá demasiados elementos en pantalla y cuando se junta el chat, la lista de misiones o el mapa llega un punto en que hay poca área útil de la pantalla donde se muestre la acción. Por suerte es completamente configurable, pero en un primer vistazo puede llegar a ser bastante intrusivo.

Pese a estos fallos, no puedo sino recomendar que deis una oportunidad a Diablo Immortal, ya seáis veteranos o neófitos en la saga. Realmente Blizzard ha sido capaz de trasladar la experiencia clásica a un nuevo dispositivo y, aunque cuenta con vicios heredados del nuevo mercado en el que se adentra, permite disfrutar de la experiencia completa de una manera totalmente gratuita, convirtiéndole en uno de los mejores juegos para móvil y, sin duda, un gran RPG de acción.